Mas Que Un Numero
Jon Keehn
‘’Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada.” – Lucas 2:1
¿Hay un momento en el que puedas pensar, en donde sentías que no importabas? ¿Un momento donde te sentiste nada mas que un número? Yo sé que eso es algo que todos hemos experimentado de una forma u otra en algún punto de nuestras vidas. Con navidad a tan solo un par de semanas, en donde todos están leyendo devocionales de Navidad y el relato del cumpleaños de Jesús de Lucas 2, no es algo diferente.
Yo he pasado una gran cantidad de tiempo en los últimos 10 días pensando acerca de la historia de navidad y por qué nosotros la celebramos, etc. Y mientras estaba hacienda eso yo estaba leyendo el capitulo 2 de Lucas y la historia de María y José viajando a Belén y algo me atrapó. El primer versículo de Lucas 2 habla acerca del por qué José y María tuvieron que viajar a Belén. Ellos fueron por un censo. Esto me hizo pensar acerca de los censos y las razones de ellos, (¿sé bastante acerca de eso?) y no pude evitar ver algo allí. Hay muchas razones diferentes por las que los gobiernos toman censos pero una de las más básicas es obtener una cuenta casi exacta de cuantas personas viven en una ciudad, condado, estado, país, etc.
Desafortunadamente, ante los ojos de los gobiernos muchos de nosotros somos un simple número, y es en medio de uno de estos censos en el que el Dios del Universo decidió entrar en la historia humana y ser contado entre el resto de nosotros como un simple número. Jesús, Emanuel, Dios con nosotros, en su nacimiento fue escrito como una simple persona más residente de Belén. Pero cuando esto proviene de Dios, esta no es más la misma historia. Nosotros no somos simplemente números para Él. Nosotros tenemos un nombre. Nosotros tenemos una cara. Nosotros tenemos una historia.
Yo solía ser parte de una iglesia en donde cada domingo había alguien parado en la parte de atrás de la habitación y nosotros podíamos contar cuantas personas estaban allí para la adoración. Nosotros siempre sabíamos nuestro promedio mensual de cuantas personas habían venido a través de las puertas, y ahora no puedo evitar preguntarme si allí habían personas que entraron a nuestra iglesia como visitantes, alguien completamente desconocido para todos en el edificio en donde nunca tuvieron la oportunidad de ser saludados o conocidos por su nombre.
Tal vez tu has estado en viajes misioneros en donde al final del día tu oíste la cuenta de cuantas personas fueron vistas en tu clínica médica, cuantos niños se presentaron en la actividad, o ver las fotos en donde tú estás con tu familia, pero no sabes el nombre de nadie en esa fotografía o el nombre de nadie que esos números representan…
Tú y yo somos conocidos. Jesús mismo nos conoce por nombre. Esto me trae más paz, más comodidad, más valor de lo que yo podría expresar en palabras. Al mismo tiempo yo soy retado a reducir la velocidad y pasar más tiempo con los ‘’desconocidos’’, los ‘’números’’ con los que camino cada día. ¿Te tomarás el tiempo en esta temporada de Navidad para ser amigo de uno de esos ‘’números’’?.
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